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Hipertensión Arterial y Embarazo

Redactado por: Dra. Adriana Martinz

Cuando hablamos de hipertensión arterial en la mujer embarazada nos referimos a la toma de valores de presión arterial mayores o iguales a 140/90 mmhg y estos valores pueden resultar de dos enfermedades en particular: La hipertensión arterial crónica y los trastornos hipertensivos.

La hipertensión arterial crónica es aquella condición pre existente al embarazo o diagnosticada dentro de los primeros 5 meses de gestación; usualmente las pacientes acuden a la consulta de control prenatal refiriendo ser hipertensas crónicas y tomando tratamiento para la misma, o simplemente desconocían padecer de la condición y el diagnóstico se hace oportunamente en las primeras semanas de embarazo mediante toma de presión arterial durante la cita de control.

Por su parte, los trastornos hipertensivos a los que pertenecen la llamada Preeclampsia/Eclampsia, se refiere a una enfermedad exclusiva de las pacientes embarazadas o de mujeres en periodo post parto. Representa un gran problema de salud ya que es la segunda causa de muerte materna a nivel mundial. En América Latina es responsable de aproximadamente el 26% de las muertes materna y a nivel global, se erige como el factor de complicación del 8 % de los embarazos.

En los últimos 10 años, los números con respecto a la hipertensión en el embarazo reflejen un continuo ascenso, lo que genera una alerta importante en salud materna tanto desde el punto de vista social como económico.

La Preeclampsia
La preeclampsia es una enfermedad exclusiva de la mujer embarazada o en periodo de postparto; siendo, por ende, el embarazo el principal factor de riesgo para padecerla. Se presenta únicamente después de las 20 semanas de gestación (alrededor del quinto mes de embarazo).

Dra. Adriana Martinz

Dra. Adriana Martinz

Ginecología y Obstetricia Obstetricia Crítica

El principal criterio para sospechar y diagnosticar la preeclampsia es la toma de valores de presión arterial mayor o igual a 140/90 mmHg en una paciente que haya superado el tiempo de embarazo ya mencionado.

En el caso de una paciente conocida con hipertensión arterial crónica, el diagnóstico de preeclampsia es un poco más complicado y requiere de exámenes de laboratorio especiales, pero básicamente la sospecha diagnóstica surge del alza de los valores de presión arterial.

Existen otros síntomas asociados: dolor de cabeza persistente, ardor en la boca del estómago, zumbidos en los oídos y disturbios visuales. Estos son síntomas por los que siempre consultamos, porque  al presentarse junto a la presión alta, reflejarían un aumento de la gravedad de la enfermedad. 

Por otra parte, cualquier embarazada está en riesgo de enfermarse de preeclampsia,; sin embargo hay otras condiciones que aumentan el riesgo, como por ejemplo: ser una embarazada adolescente o tener más de 40 años de edad, ser hipertensa crónica, sufrir de alguna enfermedad renal, haber recibido algún tratamiento de infertilidad, sufrir de lupus, artritis reumatoidea, anemia falciforme u otra enfermedad hematológica, ser hija de una madre que tuvo preeclampsia, haber tenido un embarazo previo con preeclampsia, entre otros.

La preeclampsia puede tener consecuencias graves tanto para la madre como para el bebé. Una paciente que desarrolle preeclampsia está en riesgo de tener complicaciones pulmonares, cardiacas, renales, problemas de coagulación y, en los escenarios más complicados, llegar a convulsionar y morir por la enfermedad. 

Algunos estudios también indican que, a largo plazo, las pacientes que padecen de preeclampsia tienen más riesgo de enfrentar enfermedades renales, cerebrales y cardiacas hasta 10 años posterior al embarazo.

Si tuve preeclampsia, ¿qué pasa con mi bebé? ¿Puede ser hipertenso a futuro?
La preeclampsia también puede representar un riesgo para el bebé. Las complicaciones se asociación principalmente a la prematuridad y al bajo peso al nacer. En circunstancias más graves, si la madre cursa con presiones arteriales muy altas e incontrolables, la placenta se puede desprender/despegar del útero y ocasionar la muerte del niño. En este sentido, siendo una enfermedad exclusiva de la embarazada, el tratamiento definitivo es la interrupción del embarazo. Con “desembarazar” a la paciente, específicamente al retirar la placenta, la enfermedad se detiene y los daños causados suelen revertir.

Cabe destacar que si la enfermedad se presenta cuando la paciente ya tiene los 9 meses de embarazo, y la detección se dio oportunamente antes de que ocurriera alguna complicación, las consecuencias sobre el bebé son pocas a nulas; sin embrago, cuando la enfermedad aparece antes de la semana 37, ante la necesidad de inducir un parto o hacer una cesárea para detener el progreso de la enfermedad, el niño o la niña deberán enfrentar los problemas asociados al nacimiento prematuro.

A su vez, los bebés prematuros presentan otros riesgo de complicaciones como dificultad para respirar al nacer y requerimiento de oxígeno suplementario o de un respirador, sangrados cerebrales y convulsiones, problemas gastrointestinales, son más susceptibles a infecciones y tienen mayor riesgo de muerte que un niño de término.

Prevención/Reducción de complicaciones
En el caso de la paciente hipertensa crónica, las complicaciones asociadas a la presión alta, se reducen con el uso de los medicamentos anti hipertensivos. Es importante saber que no todos los medicamentos para la presión se pueden usar durante el embarazo. Por ello es muy importante que la paciente acuda ante su médico inmediatamente sepa que está embarazada, para un ajuste de la medicación y que la misma se cambie a algún anti hipertensivo que no genere daño en el embarazo. Llegar a la semana 20 del embarazo con un control optimo de la presión arterial es muy importante.

Si se trata de una paciente que desarrolla preeclampsia, la situación es más complicada porque se trata de una enfermedad impredecible. Si bien es cierto que conocemos factores de riesgo; es decir, que conocemos de aquellas condiciones que predisponen a que aparezca y esto nos genera una luz roja que nos hace ser más estrictos con el control prenatal, sigue siendo una enfermedad insidiosa, cuya aparición es silenciosa y que en cualquier momento, ya transcurridas las 20 semanas de embarazo puede aparecer manifestándose en su forma más leve o debutar, de una vez, con alguna complicación materna o fetal grave, sin importar la paciente.

Entonces, contamos con herramientas para saber si una paciente tiene mayor riesgo de padecer de preeclampsia; la principal es la cita de control pre natal que se realiza en la semana 11 a 14 del embarazo conocido como tamizaje del primer trimestre. En esta cita, mediante unas pruebas de laboratorio y un examen con ultrasonido, podemos calcular el riesgo de una paciente de sufrir de preeclampsia y tomar medidas que permitan reducir estas probabilidades. Nunca el riesgo llegará a ser cero, pero con reducirlo es un avance.

En el caso de pacientes diagnosticadas con preeclampsia, el uso de medicamentos para la presión solamente, no detiene el progreso de la enfermedad, pero evita ciertas complicaciones asociadas. Es importante entender que la enfermedad se cura solamente con el retiro de la placenta; es decir, con el nacimiento del bebé.

Para ambos tipo de paciente, asistir puntualmente a la cita de control facilita la detección temprana de los cambios en las presiones arteriales de la embarazada, así como verificar el crecimiento del bebé y valorar periódicamente los exámenes de laboratorio que se pueden ver alterados por la presencia de la patología.

Resumidamente, ir a control pre natal y mantener una buena comunicación con el ginecólogo, es seguramente la medida más importante para reducir las complicaciones asociadas a la enfermedad.

Pensemos en el antes: ¿Qué debo hacer para prepararme para el embarazo?
Asistir periódicamente al médico, a controles de salud general y ginecológico es la mejor forma de verificar si, antes de un embarazo, nos encontramos en una condición física adecuada para enfrentar una gestación.

Controlar nuestra presión, mantener un estilo de vida saludable, control de peso y de cualquier enfermedad crónica que se padezca, permite disminuir los riesgos de desarrollar un problema hipertensivo en el embarazo.

Por otro lado, si Usted es una paciente que tuvo preeclampsia en un embarazo previo, debe saber que tiene riesgo de volver a tener preeclampsia en el siguiente embarazo. Este riesgo se reduce esperando al menos 2 años (mejor 5 años) antes de quedar embarazada de nuevo.

Si sufre de hipertensión arterial crónica, la recomendación es que antes de quedar embarazada cuente con presiones arteriales controladas y sea verificado el buen funcionamiento del corazón y de los riñones. En fin, todo se resume en control de salud, estilo de vida y consulta pre concepcional.

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